miércoles, 30 de noviembre de 2011

Las mil caras de Cindy Sherman

Hola amigos, cómo están? El post de hoy está dedicado a la artista y fotógrafa norteamericana Cindy Sherman (1954), que se hizo famosa a comienzos de los '80 por una serie de retratos en blanco y negro llamados "Untitled Film Stills", tomados entre 1977 y 1980. En todas las fotos la vemos a ella misma personificando diferentes estereotipos femeninos del cine clase B, de las películas de los '50, de las de Hitchcock y del film noir. Veamos algunas de estas fotos:






















Típica escena de película de terror, no?







En los '80, y tras el éxito de sus retratos en blanco y negro, Cindy Sherman comenzó con retratos de los estereotipos femeninos en general, según lo que nos muestran los medios masivos de comunicación. Recurriendo a postizos, prótesis, maquillajes y disfraces, la artista le puso el cuerpo a estos diferentes "tipos" de mujer:

Algunas más clásicas (recortadas sobre fondos artificiales)...








Y otras más freaks y delirantes...

 















Incluso, hace un par de años, fue convocada por la revista ELLE para fotografiar varias piezas de Balenciaga modeladas por sus personajes. Hay algunas mujeres que se repiten en las fotos, como esta heroína de cabello corto, al estilo de Jean Seberg o de Janet Leigh en "Psicosis":

 









También realizó una serie de fotografías en la que copia a clásicos de la pintura universal:











Y ya en este siglo, podemos encontrar a estos dos payasos, realmente tétricos, sobre todo el segundo...







Por qué me gusta esta artista? Porque combina fotografía y dramatización, y porque hay que tener mucha imaginación para poder desarrollar toda esta serie de personajes. Porque sigue vigente desde fines de los '70 y porque siempre ha mantenido una misma línea de trabajo, sin dejar de explorar otras opciones por ello. Si bien comenzó pintando, fue la fotografía el formato que finalmente terminó eligiendo, aunque los maquillajes y apliques que usa la mantienen en contacto con las artes plásticas. Porque es una gran observadora de la sociedad, aunque hay ciertas personas que la critican por estigmatizar a la mujer en estos roles y estereotipos (cosa que las mismas revistas de moda hacen en muchos casos). Porque se eligió a ella misma como modelo, y así y todo no siempre nos damos cuenta de que es la misma mujer la que protagoniza las fotos. Un trabajo muy interesante y atractivo para mi gusto, que imagino que tendrá sus detractores también, como pasa con todo en el campo de la expresión, no?

Bueno amigos, espero que no les moleste que cada tanto meta algún bocadillo del mundo del arte, aunque de alguna forma u otra siempre termino relacionándolo con la moda, el vintage y la mujer! Les dejo un beso enorme, hasta el viernes.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Fui parte de la Generación X



Hola amigos, cómo están? Buen comienzo de semana para todos. Reconozco que antes de escribir este post debería haber vuelto a ver "Generación X" (Reality Bites, EEUU, 1994), pero preferí quedarme con las impresiones que la película me causó hace unos trece o catorce años, cuando la vi por primera vez, época en la que yo misma era parte de esa generación.








En ese momento, para mí, la gran atracción de esta película eran Winona Ryder y Ethan Hawke: Winona es mi musa total desde el primer momento que la vi, y de Ethan Hawke estuve platónicamente enamorada varios años, hasta que la engañó a Uma Thurman. A partir de ese momento, dejó de gustarme.








Winona interpretaba a la productora de un programa de TV bastante mediocre, y Ethan era un poeta melancólico que huía del compromiso afectivo, al estilo de los músicos grunge que estaban tan de moda en aquel momento (los primeros '90): desalineado, de pelo grasoso y lengua afilada. Yo me sentía un poco Winona (también estaba trabajando en un canal de TV cuando vi la peli), y mi primer novio (con el que salí en los '90) tenía un poco de Ethan.








Toda la peli está llena de los estereotipos de aquel entonces: la chica liberal y alternativa, interpretada por la divina de Janeane Garofalo, con mini flequillito y ropa chillona. El chico gay que no se anima a salir del closet por temor a ser rechazado. La primera prueba de HIV. La estética videoclipera. El yuppie exitoso que, por supuesto, era el contrapunto del bohemio interpretado por Ethan Hawke. Y el yuppie era nada más y nada menos que Ben Stiller, que además estuvo a cargo de la dirección de la película.   








Ahora, vista a la distancia, esta película resulta una pequeña joyita, no sólo por sus protagonistas sino también por los planteos que presenta, que son los planteos que muchos nos hicimos en aquellos años: estudiar y trabajar a la vez? Matarse en la facultad para después no encontrar trabajo o hacerlo por 2 pesos? Independizarse lo antes posible de los padres? Seguir lo que nos dicta el corazón o lo que más nos conviene? ¿Me caso joven o espero a desarrollar mi carrera primero? En realidad, son los mismos planteos que los chicos de 20 años también se hacen ahora, y seguramente los que se seguirán haciendo las generaciones venideras, con mayor o menor intensidad, con más o menos atención, pero los mismos planteos al fin. Lo que sí pienso es que mi generación, los que ahora rondamos los 40 años, se dio fuerte la cabeza contra un muro, porque muchos de nosotros habíamos sido criados a la antigua, rodeados de castillos de naipes que empezaron a desmoronarse cuando comenzamos a crecer. Por supuesto que habrá de todo, pero al menos esta fue mi experiencia, y lo que en parte refleja "Reality bites".




Con respecto a la moda de la película, bueno, la dejo para futuros posts, ya que hace rato que vengo pensando en compartir con ustedes lo más emblemático de la moda de los '90, que, dicho sea de paso, es una década que ya empieza a considerarse vintage por algunos especialistas.

 









Muy bien amigos, a disfrutar del feriado los que puedan y los espero el miércoles, como siempre. Un beso grande!!!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Que coisa mais linda: Tarsila do Amaral



Hola amigos, buen viernes para todos. Imaginen ser mujer y nacer en 1886, en una hacienda cafetera en San Pablo, Brasil. Imaginen crecer felizmente, aunque bajo la estricta educación de la época (incluso haciendo parte del secundario en España), rodeada de 40 gatos y mostrando inclinación por la pintura durante la adolescencia.

Imaginen a una mujer en aquellos tiempos casándose muy joven, a los 20 años, teniendo una hijita de nombre Dulce y separándose pocos años después.

Imaginen a esta misma mujer mudándose a la ciudad de San Pablo e iniciando estudios formales de artes plásticas en 1916, y tomándose esta actividad muy en serio.

Imagínense lo que debe haber sido ser hermosa y educada por aquellos años, madre soltera y con aspiraciones de artista. Toda una locura.




Este es el comienzo de la vida de Tarsila do Amaral, una de las pintoras brasileñas más representativas del inicio del modernismo, allá por los años 20. Lo que me atrae de Tarsila, más allá de su bello nombre y su increíble trabajo, es la manera en la que desafió los fuertes códigos de la época educando sola a una hija y dedicándose a una actividad que era más propia de hombres bohemios que de una chica "bien". 




En 1920 Tarsila viaja con Dulce a Europa para perfeccionar sus técnicas y para participar de las vanguardias artísticas que despuntaban por aquel entonces. Aquí en Sudamérica, estas tendencias aún no habían llegado -todavía se pintaba al estilo de la vieja Academia y siguiendo los principios clásicos-, así que son estos artistas viajeros los que luego, de vuelta en su lugar de nacimiento, lograrían fusionar lo novedoso con lo puramente regional.  



En 1922, luego de la "Semana de arte moderno" desarrollada en la ciudad de San Pablo en febrero, durante la que se presentaron las nuevas tendencias en literatura, música y artes plásticas, no sin el abucheo y el descontento de toda la gente y la crítica que se oponía a estas novedades, Tarsila regresa a San Pablo. Allí forma el grupo de los 5, con otros cuatro artistas modernistas, entre ellos el escritor Oswald de Andrade, con quien iniciaría un romance y con el se casaría en 1926, luego de obtener el divorcio de su primer marido.

El vínculo entre Tarsila y Oswald era tan fuerte, que sus amigos ingeniosamente les decían "Tarsiwald", y durante los años 20 fueron muchos los viajes que hicieron y la producción pictórica de la artista.





Sin entrar en tecnicismos ni en una cronología estricta para no aburrir: estas son algunas de las pinturas más representativas de Tarsila, que incorporan elementos de las vanguardias europeas pero que, sobre todo, tienen una importante alusión al ser y sentir brasileños.







El cuadro a continuación es su obra más conocida, "Abaporu", que significa "hombre que come" en la lengua tupí-guaraní. Es de 1928 y fue un regalo de Tarsila a Oswald, quien quedó gratamente sorprendido con esta extraña criatura melancólica de pie inmenso. Esta pintura lo inspiró a Oswald a redactar el "Manifiesto Antropófago", que invitaba a deglutir las corrientes eupeas y a transformarlas en algo bien brasileño. Creo que Tarsila lo logró, no?

Como algunos sabrán, esta pintura fue adquirida en los '90 por el empresario argentino Eduardo Costantini, y para placer de todos puede visitarse en el Malba, ya que forma parte de su colección permanente. Es un cuadro pequeño, perfecto, enigmático: cuántas veces soñé con rociar a los guardias y empleados con gas paralizante y robarme la pintura. Su gran valor de mercado me importa muy poco, de hecho, si fuera mía, jamás la vendería: sería feliz si pudiera contemplarla todos los días al levantarme y al irme a la cama... Pero bueno, me conformo con contemplarla embobada cada vez que visito el Museo.

   












Este cuadro de 1933, "Operarios", formó parte de la denuncia social de Tarsila a través de su arte. En esta misma época, fue apresada por desarrollar actividades para el partido comunista.






En vida, Tarsila tuvo muchas exposiciones dedicadas a su obra, incluso una muy importante en Rio de Janeiro, en 1929. No cualquier mujer por aquel entonces gozaba de tanto reconocimiento

En los 30 y en los 40 Tarsila siguió en plena actividad: lamentablemente se separó de Oswald, y se le conocieron otras parejas, incluso un hombre 20 años más joven que ella (toda una osadía para el momento, no?).

Hasta su muerte, en enero de1973, Tarsila no paró: presentó su obra en buena parte del mundo (y pensar que el arte latinoamericano sigue viéndose hoy como una categoría especial, como si tuviera que ser estudiado particularmente y no pudiera alinearse con otros artistas contemporáneos de renombre internacional) y dictó varias conferencias. Después de su muerte, su obra sigue siendo exhibida y admirada por muchos, entre los que me incluyo.

Bueno amigos, me hubiera encantado encontrar más fotos de Tarsila para que viéramos la moda de la época, pero hay muy poco dando vueltas en Internet. Lo que sí podrán encontrar es gran parte de su obra, que realmente no tiene desperdicio. Y no dejen de ir al Malba y de tomarse un rato para sentir las sensaciones que se desprenden de "Abaporu". La última vez fui con la nena de mi novio, y me dijo que el cuadro no le gustaba porque tenía los "pés" muy grandes... Muy respetable su opinión a los 3 años y medio, no?

Que tengan un hermoso fin de semana (largo para los argentinos). Nos reencontramos la semana que viene, besos!