La joven Anna

Fuente de información y fotos: New York magazine

Si hay alguien que ha mantenido su estilo durante años, esa persona es la atemorizante Anna Wintour, editora en jefe de la Vogue norteamericana desde 1988 y posible candidata a ocupar la embajada de EEUU en Gran Bretaña, según rezan las últimas noticias.

Siempre delgadísima, a punto de quebrarse como una ortiga, ya en los ’80 amaba los prints que en la actualidad son una de sus características. El corte de pelo al estilo bob, inamovible (casi como si hubiese nacido así), supo ser castaño mediano hasta los 50 años de Anna. Luego -probablemente por el inicio de su relación con su actual pareja, el millonario de las telecomunicaciones Shelby Bryan-, el castaño comenzó a virar hacia un rubio.  

Las pieles -ay Anna, ni siquiera el mapache muerto que cierta vez te tiraron unos activistas sobre tu coqueto plato de comida pudo hacerte cambiar de opinión- parecen ser una de las obsesiones de Anna desde hace tiempo.

Lo que sí ha variado en los últimos años es el largo de sus faldas: hasta sus 50, Anna se animaba a mostrar más allá de las rodillas. Hoy, a sus 63 años, el discreto largo Chanel es su mejor aliado, sin dudas. 

Queriendo pasar inadvertido, detrás de ella, su ex-marido David Shaffer.

Los vibrantes colores y los brillos de los '80 fueron parte del guardarropa de Anna, y convengamos que hace veinte años su rostro tenía expresión -si hasta sonreía!-, no el helado rictus fruto de algunos "retoques" que hoy notamos en fotos y en entrevistas.

A pesar de ser dura como un tótem, la hemos visto bailar con Oscar de la Renta y llevar tiernamente a sus niños de la mano (hoy sus hijos, Bee y Charlie, tienen 25 y 26 años, respectivamente). Por supuesto que detrás de ese muro hay una mujer que siente! 

Y para cerrar, no podían faltar los anteojos oscuros detrás de los cuales no sabemos bien qué piensa sobre los desfiles a los que asiste: qué opinará de la pasarela de Donna Karan? De la de Marc Jacobs? Así como nunca dice "adiós" o "hasta luego" cuando termina una conversación telefónica, interponiendo las gafas negra entre sus ojos y la gente logra una distancia helada capaz de incomodar al más fuerte.

Pero bueno, esta es la mujer que sacó a la Vogue USA de su acartonada perfección, logró ingresos descomunales e incorporó a las portadas de la revista el glamour y estilo de las actrices más exitosas (aunque sería injusto no reconocer que actrices de los '40 y de los '50 también influyeron en las tendencias de la moda de aquel entonces). También sería injusto no reconocer que parte de la "apertura" de Vogue se debió al buen ojo de Kate Bess, quien fue la protegida de Anna por mucho tiempo, hasta que las cosas se enfriaron y Kate renunció para incorporarse a Harper´s Bazaar, en 1999. La sección Index, la inclusión de políticos y músicos en las páginas de Vogue tuvieron mucho que ver con el fructífero trabajo de Kate Bess.

Yo admito que soy fanática de la Vogue USA, y salto de la alegría cuando llega a mi casa cada mes. Sé que las versiones italiana y francesa son más osadas, pero no puedo dejar de identificarme con la edición y el criterio de Anna Wintour. No la quisiera como jefa, pero sí como editora de mi revista favorita. Confieso: espero que no acepte el tentador cargo de embajadora y siga trabajando para Vogue, o que haga ambas cosas, total capacidad no le falta... Pero también reconozco que ya habría que dejarle lugar a otra editora...

Muy bien amigos, sé que Anna Wintour genera polémica, así que aguardo sus opiniones y todo lo que deseen comentar. Les dejo un beso grande y los espero el miércoles, no falten!!!!!!!!