miércoles, 20 de marzo de 2013

El día que The Cure hizo temblar al barrio porteño de Caballito


Fotos afiche y entrada: www.cure-concerts.de





El 17 de marzo de 1987 yo tenía trece años, acababa de comenzar el colegio secundario y volvía de mi clase de inglés cuando me topé con unos melenudos vestidos de negro. Vivía a sólo dos cuadras de la cancha del Club Ferrocarril Oeste, escenario en el que tocaría la famosa banda inglesa The Cure esa misma noche y al día siguiente. Yo conocía algo de la banda gracias a Marianela, una de mis amigas de la primaria, y si bien las canciones me parecían muy buenas, me costaba entender que mi amiga estuviera enamorada de un hombre que se empolvaba la cara como María Antonieta y se maquillaba los labios con rojo carmesí (como se imaginarán, me refiero a Robert Smith, el líder del grupo). 






Recuerdo que me bajé del colectivo 92, en la Avenida Avellaneda, y una oleada de pelos revueltos y ojos delineados me desconcertó totalmente. Yo, en aquel entonces -con mis trece años y más ingenua que Heidi- sentí que esa gente era muy extraña para mi limitado mundo, pero también vi mucha juventud a la vez, y eso era un muy buen augurio a menos de cuatro años del regreso de la democracia a la Argentina.  






La visita de The Cure al estadio de Ferro revolucionó a esa porción del barrio de Caballito: “¿Viste esos locos con el pelo parado?”, se codeaban los vecinos ante el desfile de góticos y new-romantics que se esforzaban por imitar el look de sus ídolos. Nunca había visto algo así en mi corta vida, jamás.







Hacia la noche, desde el estadio de Ferro nos llegaban entre nubes los sonidos de The Cure, y parece que por momentos la música era tan estridente, que los vecinos de la torre de mi cuadra bajaron despavoridos a la vereda, totalmente convencidos de que el edificio “había temblado”.

La anécdota del “sismo” en Caballito sobrevoló el barrio por varios años. Así como también el fashion show que ofrecieron los fans de la banda. Esta es una de las cosas que más recuerdo de aquel día, que dejó en evidencia el fenómeno que luego se conocería como “tribus urbanas”. 


Pieza de arqueología: la entrada para ingresar al recital, cobrada en "australes" (una de las tantas monedas que hemos tenido en Argentina).






Qué lindo haber vivido una década que hoy se considera vintage. Qué lindo tener recuerdos y qué lindo es compartirlos con ustedes. Espero de corazón que les haya gustado la anécdota. Y si de casualidad alguien estuvo en este recital de 1987, me encantaría conocer su experiencia!

Un beso grande amigos, hasta el viernes!!!!

3 comentarios:

matichica dijo...

Ja,ja! Más vintage, imposible...Australes! Me mata el recorrido en el 92 y tu cruce con los melenudos... tengo que preguntarle a amore, como buen vecino del barrio y rocker, allí debe haber estado...
Besitos:>

Peras al Olmo dijo...

Que lindo recuerdo! Yo tenia 9 años en ese momento y amaba The Cure, mi papa los escuchaba. Mis compañeras de escuela no tenia idea de lo que les hablaba y si les hacia escuchar algo se espantaban...
Me siguen gustando mucho, pero me hubiese encantado tener la edad para ir a los recitales en esa época!
Besos

pato_l dijo...

Australes!!!!!!! eso es muuuuy vintage!!!!ja ja,Buenisimo el post