Uno de los mejores capítulos del libro de Rachel Zoe "Style A to Zoe. The art of fashion, beauty & everything" (Grand Central Publishing, 2007) es sin dudas "Life is a red carpet" ("La vida es una alfombra roja").
Rachel parte de las premisas de que no hace falta ser famoso para vivir un momento de alfombra roja y que "cualquier motivo para vestirse bien es absolutamente razonable". No podría estar más de acuerdo con Rachel, tiene toda la razón.
Por ejemplo, hace un par de semanas con mi grupo de trabajo presentamos un libro sobre mercado de capitales (del cual fui la correctora, y mis compañeros y jefa los autores). Si bien la presentación era sencilla y sin demasiadas pompas, para mí era un hecho que merecía festejo (ya que ese libro resumía dos años de trabajo intenso), y por lo tanto ameritaba vestirse muy bien, no de largo pero sí de cóctel. Pero no todos lo entendieron de la misma manera, y yo me sentí demasiado bien vestida con un tapado dorado y stilettos, de hecho todos me decían "pero qué elegante, cómo brillás!". Estaba demasiado bien vestida pero me sentía halagada y cómoda, porque estaba convencida de la elección que había hecho. Estaba segura de que el motivo de la celebración bien lo merecía.
Por eso me siento muy identificada con este capítulo (el dos) del libro de Rachel. Según ella, una vez que elegiste qué ponerte para determinado evento, no te tenés que sentir inseguro ni dar excusas. En caso de ir a una fiesta o lo que fuere demasiado bien vestido, ¿qué es lo peor que puede pasar?, se pregunta Rachel Zoe, ¿que seas el que mejor se ve en el salón? No es tan dramático, no?
Este post va acompañado de fotos de clientas de Rachel, todas celebridades de Hollywood, en diferentes alfombras rojas. Rachel sí que sabe cómo favorecer a sus chicas, no les parece?
Jennifer Garner con un Valentino vintage, en la entrega de los Oscars de 2004. Este vestido no podría gustarme más...

"Vestirse bien tiene que ver con celebrar, con vivir la vida [...] Podría ser para un aniversario o para un cumpleaños, para festejar un ascenso en el trabajo o para una animada reunión con amigos. Sea la ocasión que sea, deberías vestirte como si significara algo", apunta sabiamente Rachel.
Anne Hathaway con un hermoso vestido de Armani Privé

Es muy probable que en una fiesta nos saquen fotos, así que podemos aprender las mejores poses de nuestras musas, las celebrities:
Guau... Una sensual Anne Hathaway con un Marc Jacobs

Con un Valentino impecable

La realidad es que nosotros no tenemos estilista, y nos tenemos que arreglar solitos cuando tenemos una fiesta, no? En estos casos, hay que convertirse en un comprador inteligente, aconseja Rachel. Con esto la estilista quiere decir que debemos ponernos como objetivo amar todo lo que tenemos en nuestro guardarropas, y eso implica comprar cosas porque realmente nos encantan, las necesitamos y las vamos a usar. Parece una verdad de Perogrullo, pero muchos de nosotros compramos ropa y accesorios "por las dudas" o "porque estaban a buen precio", y terminamos acumulándolos en el placard. O me equivoco?
Kate Beckinsale vestida por Atelier Versace

Como buena observadora que es, Rachel afirma que la moda hoy es una mezcla de piezas caras con económicas: podemos combinar un vestido barato con unos buenos zapatos de marca, y listo. Además, siempre está la posibilidad de aprovechar las liquidaciones (bueno, en Buenos Aires estamos en plena manía de los outlets de las grandes marcas) y de comprar vintage.
Con un Luisa Beccaria

Con un imponente Marchesa

Preparándonos para una fiesta: es fundamental averiguar cuál es el código de vestimenta (dress code) del evento. Algunas veces está indicado en la invitación, y otras no, así que hay que considerar el lugar en el que se realizará la reunión:
Joy Bryant sencilla pero glamorosa con un Missoni

A la hora de vestirse para una celebración, Rachel aconseja tener muy en cuenta a los anfitriones: más allá de que ellos sean muy informales, nosotros los invitados deberíamos ir bien vestidos, por una cuestión de respeto a las personas que tan gentilmente nos participaron del evento.
Por último, y como idea general, hay que entender que uno asiste a fiestas para divertirse, no para estar preocupado por lo que lleva puesto. Por eso lo más conveniente es sentirse cómodo tanto por fuera como por dentro, y evitar prendas que nos traigan problemas (faldas demasiado cortas que nos obliguen a estirarlas a cada rato, o ropa demasiado transparente, por ejemplo).
También con un Missoni. Aquí se nota la influencia boho-chic de Rachel

Lo que me encanta de este libro es que se adapta a cualquier persona, aunque la fuente de inspiración de Rachel sean las celebrities. Rachel sabe bajar muy bien a la realidad lo que sucede en la estratósfera del jet set, y nos ayuda a disfrutar más de la vida y a ser más positivos a través de lo que elegimos para ponernos, lo cual no es poca cosa.
Joy Bryant y Rachel Zoe: clienta y estilista