miércoles, 27 de marzo de 2013

Entre dos fuegos: Marlene Dietrich

Fotos y fuentes de información: revista LIFE, www.historybyzim.com



Hola amigos, cómo están? Buen miércoles para todos! En las dos elecciones de Barack Obama hemos visto como muchas de las celebridades del espectáculo hacían campaña a su favor, abiertamente. También lo vemos en nuestro país y supongo que debe pasar en muchos lados. En tiempos de guerra esto también sucedía, pero el apoyo no era sólo a los gobernantes sino a las propias tropas, que eran las que daban la vida en pleno campo de batalla.

Hoy vamos a dedicarnos a la actriz Marlene Dietrich (1901-1992, nacida en Alemania y nacionalizada estadounidense en 1939), que en plena Segunda Guerra Mundial hizo giras por EEUU, el norte de África y Europa con el objetivo de recaudar dinero para la causa y para apoyar y entretener a los combatientes norteamericanos. Como se imaginarán, Alemania no recibió con mucha alegría esta decisión de la actriz, una declarada anti-nazi.




Vestida de soldado, entre 1944 y 1945, Marlene Dietrich visitó los centros de operaciones de los combatientes en Europa y norte de África, y la revista LIFE documentó algunas de estas visitas con imágenes simpáticas, que contrastaban con la crueldad de cualquier guerra. Entre 1942 y 1943, la Dietrich ya había recorrido de punta a punta los EEUU recaudando más dinero que cualquier otra celebrity. 







Consultada sobre su decisión de realizar las giras, Marlene respondió que “era la cosa decente que había que hacer”. Al finalizar la guerra en 1945, el gobierno de EEUU le otorgó la medalla presidencial de honor por todos los esfuerzos realizados durante el período bélico, esfuerzos que no fueron pocos: en las nueve semanas que estuvo en el norte de África, realizó 68 actuaciones (leía sus propios discursos y cantaba temas de sus películas) para miles de soldados, y en la gira que había realizado previamente por los EEUU cantó para alrededor de 250 mil combatientes y visitó hospitales con heridos de guerra. Una la ve fresca y sonriente en las fotos, pero debe haber sido muy duro para alguien que venía del glamour del cine encontrarse con esta realidad. Al ver las fotos, es inevitable no sentir el contraste.







Para las giras Marlene se mandó a hacer un vestido cerrado pero bien ajustado, totalmente cubierto de lentejuelas, y zapatos haciendo juego… Sería este entretenimiento suficiente para que los pobres combatientes se olvidaran, aunque sea por un rato, del infierno y la incertidumbre que vivían? Sinceramente no lo sé, pero tratando de poner mi cabeza en los años ’40, tengo que pensar que el cine era “EL” entretenimiento por naturaleza, y Hollywood vivía sus años dorados. Quizás la visita de una artista del sistema hollywoodense al campo de batalla les llevara un poco de esperanza a las tropas… Qué creen ustedes?  










Yendo ahora estrictamente al tema de la moda, una de las colecciones que se presentó recientemente en París (mil disculpas, no recuerdo cuál era la casa, pero no era de las más conocidas!) se basó justamente en el look de la Dietrich durante los años de guerra, por eso se me ocurrió el post que comparto hoy con ustedes. Como les decía, aunque se vistiera de soldado, era imposible no verla deslumbrante con esas cejas arqueadísimas y esa boca roja, lo que demuestra que en el caso de Marlene el glamour le corría por las venas, vistiera lo que vistiera.




Bueno amigos, espero que les haya gustado el post de hoy, que quedó largo pero jugoso. Como tendremos un feriado de seis días en Argentina, aprovecharé para descansar y pensar en nuevos temas para el blog, y retomaré los posteos el viernes 5 de abril. Por supuesto que seguimos en contacto durante todos estos días. Un beso para todos, los espero el 5. Felices Pascuas! 

lunes, 25 de marzo de 2013

Pequeñas coleccionistas de papel de carta



Hubo un tiempo en que las cartas escritas a mano eran un medio de comunicación importantísimo en nuestras vidas. Yo, en particular, cuando quería  decir algo que me incomodaba expresarlo en forma oral, lo transmitía vía carta. Ni hablar de las épocas en que no existía el teléfono ni los aviones, épocas en las que la gente separada por mares y semanas esperaba ansiosa la carta del ser amado.  

Y hubo un tiempo en nuestra infancia, allá por los ’80, en el que las nenas teníamos como pasatiempo favorito coleccionar e intercambiar papeles de carta.  El "top three" estaba conformado por los papeles que traían a Kitty, los Little Twin Stars y a  My Melody, una conejita muy tierna que vivía en un mundo rosa.



Sobre y papel de carta japonés, con la eterna Kitty.









Y nosotras también vivíamos en un mundo rosa, lleno de brillantina y de muñequitas de Sarah Kay, un mundo totalmente limpio en el que nuestra feminidad iba construyéndose día a día, bajo los consejos de nuestras atentas madres.


Mis favoritos: los Little Twin Stars.






Los sobres de los L.T.S. por lo general traían alguna sorpresita del otro lado.







Coleccionar papeles de carta agudizaba nuestro sentido de la estética y desarrollaba en nosotras un gusto por lo bello: recuerdo que sabíamos discernir entre un papel de buena calidad y otro de mala, entre uno original y otro del montón, y cuando lográbamos hacernos de un papel que nadie tenía, lo atesorábamos para mostrarlo con orgullo.









Coleccionar papeles de carta nos convirtió en negociadoras agresivas, también nos introdujo a los principios del capitalismo: las chicas “bien” (o las “conchetas”, ja!!) podían comprarse papeles importados, mientras que las chicas de las clases “trabajadoras” nos teníamos que conformar con papeles nacionales. Recuerdo a una compañerita, Cynthia, que siempre tenía lo más “in” y lo más rosa. Sus carpetas, su habitación, su ropa, todo lo que la rodeaba era romántico y con puntillas, lleno de corazoncitos y conejitos panzones. Todas queríamos tener lo que tenía Cynthia.   



Este sobre y papel color noche eran mis favoritos, sin dudas.











Si mal no recuerdo, los papeles y los sobres los guardábamos en carpetas con folios, y las más descuidadas lo hacían en esas carpetas de cartón marrón con elástico. El recreo era el espacio apropiado para nuestros trueques, mientras los varones, celosos, trataban de llamar nuestra atención haciéndose los pavotes.









Yo moría por los Little Twin Stars, un par de hermanitos cabezones que eran el colmo de la ternura, siempre volando entre estrellas y rodeados de criaturitas adorables. Fue un hobby muy sano, y si bien ya han pasado como 30 años, aún conservo algunos de esos papeles, los cuales comparto hoy, aquí, con ustedes. Increíblemente, aún mantienen sus tonos pasteles y el tiempo no los ha percudido en absoluto. Hoy nos dirían que acumular papeles no es eco-friendly, pero de esas cosas no se hablaba cuando éramos chicas. Ni de estas, ni de tantas otras. 










Lo más gracioso era que si bien eran básicamente papeles de carta, el objetivo consistía en dejarlos en blanco, no escribirles nada, como si la pluma de nuestra Parker no fuera merecedora de tanta delicadeza.

Así como teníamos esta actividad, teníamos muchas otras, que quedarán para otro post, por supuesto.

Muy bien amigos, espero que les haya gustado este recuerdo y que compartan todo lo que tengan ganas. Sus comentarios y opiniones son bienvenidos, desde ya. Les dejo un beso, hasta el miércoles!!!!      


viernes, 22 de marzo de 2013

Mi pequeña mulatona


Hola amigos, cómo están? Hace un tiempo conseguí este prendedor o broche con carita de mulatona en una feria americana. Apenas la vi recordé que en algún lado había leído que este motivo era bien vintage. Y efectivamente así es: entre los '30 y los '40, se pusieron muy de moda en la joyería de fantasía las caritas africanas, con diferentes accesorios y referencias. A qué se debió esta moda? A ciencia cierta no lo sé, probablemente tenga que ver con algún hecho histórico de aquel entonces (bueno, justo tenemos la Segunda Guerra Mundial en el medio), o con las colonias de las grandes potencias en África y la fascinación que provocan estas culturas tan diferentes en occidente.






Para besarte mejor...




A partir de mi mulatona, investigué un poco la joyería del período 1935-1946 y encontré estos broches también inspirados en caritas africanas (todas las fotos pertenecen al sitio www.jewelmuseum.com). 


Miniatura de Josephine Baker. Por lo general, estas piezas tenían una base metálica y se esmaltaban por encima. Además, se aplicaban piedritas de strass e imitaciones de piedras preciosas.






Fíjense cómo esta pequeña pieza lleva grabado el nombre de la marca.




Representaciones de diferentes tribus africanas.










Genios y adivinadores (la segunda pieza es una hebilla para el pelo).









Más tribus y africanas.









Y dejé para el final este hermoso broche, lleno de pequeños detalles. Esta es una de las cosas que más disfruto de la joyería: llevar detalles de la realidad al plano de la fantasía convertidos en diminutos tesoros...




Las influencias africanas también se han visto y se siguen viendo todas las temporadas en la moda, a través de los estampados "tribales", como se les dice. Pero no sé si este motivo de personitas africanas se volvió a dar en la joyería... 

Bueno, por fin llegamos al viernes... Espero que tengan un lindo fin de semana y los espero aquí  el lunes, con más sensaciones vintage. Un beso!!!!

miércoles, 20 de marzo de 2013

El día que The Cure hizo temblar al barrio porteño de Caballito


Fotos afiche y entrada: www.cure-concerts.de





El 17 de marzo de 1987 yo tenía trece años, acababa de comenzar el colegio secundario y volvía de mi clase de inglés cuando me topé con unos melenudos vestidos de negro. Vivía a sólo dos cuadras de la cancha del Club Ferrocarril Oeste, escenario en el que tocaría la famosa banda inglesa The Cure esa misma noche y al día siguiente. Yo conocía algo de la banda gracias a Marianela, una de mis amigas de la primaria, y si bien las canciones me parecían muy buenas, me costaba entender que mi amiga estuviera enamorada de un hombre que se empolvaba la cara como María Antonieta y se maquillaba los labios con rojo carmesí (como se imaginarán, me refiero a Robert Smith, el líder del grupo). 






Recuerdo que me bajé del colectivo 92, en la Avenida Avellaneda, y una oleada de pelos revueltos y ojos delineados me desconcertó totalmente. Yo, en aquel entonces -con mis trece años y más ingenua que Heidi- sentí que esa gente era muy extraña para mi limitado mundo, pero también vi mucha juventud a la vez, y eso era un muy buen augurio a menos de cuatro años del regreso de la democracia a la Argentina.  






La visita de The Cure al estadio de Ferro revolucionó a esa porción del barrio de Caballito: “¿Viste esos locos con el pelo parado?”, se codeaban los vecinos ante el desfile de góticos y new-romantics que se esforzaban por imitar el look de sus ídolos. Nunca había visto algo así en mi corta vida, jamás.







Hacia la noche, desde el estadio de Ferro nos llegaban entre nubes los sonidos de The Cure, y parece que por momentos la música era tan estridente, que los vecinos de la torre de mi cuadra bajaron despavoridos a la vereda, totalmente convencidos de que el edificio “había temblado”.

La anécdota del “sismo” en Caballito sobrevoló el barrio por varios años. Así como también el fashion show que ofrecieron los fans de la banda. Esta es una de las cosas que más recuerdo de aquel día, que dejó en evidencia el fenómeno que luego se conocería como “tribus urbanas”. 


Pieza de arqueología: la entrada para ingresar al recital, cobrada en "australes" (una de las tantas monedas que hemos tenido en Argentina).






Qué lindo haber vivido una década que hoy se considera vintage. Qué lindo tener recuerdos y qué lindo es compartirlos con ustedes. Espero de corazón que les haya gustado la anécdota. Y si de casualidad alguien estuvo en este recital de 1987, me encantaría conocer su experiencia!

Un beso grande amigos, hasta el viernes!!!!

viernes, 15 de marzo de 2013

Las trillizas morochas: año 1964

Fotos: por Nina Leen - Copyright LIFE


Hola amigos, cómo están? El miércoles estuve subiendo a Facebook algunas imágenes de la fotógrafa Nina Leen (1909-1995), y revisando sus trabajos para la revista LIFE (a la que se unió en 1945) encontré una serie de fotos encantadoras, tomadas a unas trillizas conocidas como "The Dee Triplets". La serie parte en la infancia de las trillizas, pasa por la adolescencia y hace cumbre en 1964, con las trillizas ya adultas y bellísimas.

No se sabe nada sobre estas chicas (salvo que sus nombres eran Megan, Christina y Katha): no sé si eran artistas o por qué motivo aparecieron en las páginas de la revista LIFE. Quizás eran famosas simplemente por ser idénticas.

Aquí vamos:


Años '50







Aquí comienzan las imágenes publicadas en 1964. Son una delicia...


No me digan que este look no es perfecto y atemporal: un vestido sencillo, collar de perlas, zapatos con tiras y el corte bob... Todos clásicos!













Increíble lo idénticas que eran... Otra versión de nuestras trillizas de oro argentinas!










Estos estampados no les recuerdan a alguien? A un tal Marc Jacobs? Ja!




Divinas...






Aquí con un estilo años '20, paseando perros imaginarios...






Y esta es la única foto en color que encontré, probablemente posterior a 1964.



Qué intriga que tengo... Quiénes serán estas muchachas? Modelos? Advenedizas? Lo que llama la atención es que LIFE las empezó a fotografiar siendo niñas... Quizás son las hijas de alguien famoso!!! Si alguien sabe algo, no deje de compartirlo, por favor!!

Muy bien amigos, esto es todo por hoy. Les deseo un excelente fin de semana, hasta el lunes!!!