Hola amigos, buen viernes para todos. Imaginen ser mujer y nacer en 1886, en una hacienda cafetera en San Pablo, Brasil. Imaginen crecer felizmente, aunque bajo la estricta educación de la época (incluso haciendo parte del secundario en España), rodeada de 40 gatos y mostrando inclinación por la pintura durante la adolescencia.
Imaginen a una mujer en aquellos tiempos casándose muy joven, a los 20 años, teniendo una hijita de nombre Dulce y separándose pocos años después.
Imaginen a esta misma mujer mudándose a la ciudad de San Pablo e iniciando estudios formales de artes plásticas en 1916, y tomándose esta actividad muy en serio.
Imagínense lo que debe haber sido ser hermosa y educada por aquellos años, madre soltera y con aspiraciones de artista. Toda una locura.
Este es el comienzo de la vida de Tarsila do Amaral, una de las pintoras brasileñas más representativas del inicio del modernismo, allá por los años 20. Lo que me atrae de Tarsila, más allá de su bello nombre y su increíble trabajo, es la manera en la que desafió los fuertes códigos de la época educando sola a una hija y dedicándose a una actividad que era más propia de hombres bohemios que de una chica "bien".
En 1920 Tarsila viaja con Dulce a Europa para perfeccionar sus técnicas y para participar de las vanguardias artísticas que despuntaban por aquel entonces. Aquí en Sudamérica, estas tendencias aún no habían llegado -todavía se pintaba al estilo de la vieja Academia y siguiendo los principios clásicos-, así que son estos artistas viajeros los que luego, de vuelta en su lugar de nacimiento, lograrían fusionar lo novedoso con lo puramente regional.
En 1922, luego de la "Semana de arte moderno" desarrollada en la ciudad de San Pablo en febrero, durante la que se presentaron las nuevas tendencias en literatura, música y artes plásticas, no sin el abucheo y el descontento de toda la gente y la crítica que se oponía a estas novedades, Tarsila regresa a San Pablo. Allí forma el grupo de los 5, con otros cuatro artistas modernistas, entre ellos el escritor Oswald de Andrade, con quien iniciaría un romance y con el se casaría en 1926, luego de obtener el divorcio de su primer marido.
El vínculo entre Tarsila y Oswald era tan fuerte, que sus amigos ingeniosamente les decían "Tarsiwald", y durante los años 20 fueron muchos los viajes que hicieron y la producción pictórica de la artista.
Sin entrar en tecnicismos ni en una cronología estricta para no aburrir: estas son algunas de las pinturas más representativas de Tarsila, que incorporan elementos de las vanguardias europeas pero que, sobre todo, tienen una importante alusión al ser y sentir brasileños.
El cuadro a continuación es su obra más conocida, "Abaporu", que significa "hombre que come" en la lengua tupí-guaraní. Es de 1928 y fue un regalo de Tarsila a Oswald, quien quedó gratamente sorprendido con esta extraña criatura melancólica de pie inmenso. Esta pintura lo inspiró a Oswald a redactar el "Manifiesto Antropófago", que invitaba a deglutir las corrientes eupeas y a transformarlas en algo bien brasileño. Creo que Tarsila lo logró, no?
Como algunos sabrán, esta pintura fue adquirida en los '90 por el empresario argentino Eduardo Costantini, y para placer de todos puede visitarse en el Malba, ya que forma parte de su colección permanente. Es un cuadro pequeño, perfecto, enigmático: cuántas veces soñé con rociar a los guardias y empleados con gas paralizante y robarme la pintura. Su gran valor de mercado me importa muy poco, de hecho, si fuera mía, jamás la vendería: sería feliz si pudiera contemplarla todos los días al levantarme y al irme a la cama... Pero bueno, me conformo con contemplarla embobada cada vez que visito el Museo.
Este cuadro de 1933, "Operarios", formó parte de la denuncia social de Tarsila a través de su arte. En esta misma época, fue apresada por desarrollar actividades para el partido comunista.
En vida, Tarsila tuvo muchas exposiciones dedicadas a su obra, incluso una muy importante en Rio de Janeiro, en 1929. No cualquier mujer por aquel entonces gozaba de tanto reconocimiento
En los 30 y en los 40 Tarsila siguió en plena actividad: lamentablemente se separó de Oswald, y se le conocieron otras parejas, incluso un hombre 20 años más joven que ella (toda una osadía para el momento, no?).
Hasta su muerte, en enero de1973, Tarsila no paró: presentó su obra en buena parte del mundo (y pensar que el arte latinoamericano sigue viéndose hoy como una categoría especial, como si tuviera que ser estudiado particularmente y no pudiera alinearse con otros artistas contemporáneos de renombre internacional) y dictó varias conferencias. Después de su muerte, su obra sigue siendo exhibida y admirada por muchos, entre los que me incluyo.
Bueno amigos, me hubiera encantado encontrar más fotos de Tarsila para que viéramos la moda de la época, pero hay muy poco dando vueltas en Internet. Lo que sí podrán encontrar es gran parte de su obra, que realmente no tiene desperdicio. Y no dejen de ir al Malba y de tomarse un rato para sentir las sensaciones que se desprenden de "Abaporu". La última vez fui con la nena de mi novio, y me dijo que el cuadro no le gustaba porque tenía los "pés" muy grandes... Muy respetable su opinión a los 3 años y medio, no?
Que tengan un hermoso fin de semana (largo para los argentinos). Nos reencontramos la semana que viene, besos!
6 comentarios:
Conocía a Tarsila, y he visto la obra en el malba. me encanta que escribas sobre pintura!!!!! buen finde
Hola! Me encanto el post, su obra me gusta mucho y me resulta un mujer muy interesante. besos
http://ponerleonda.blogspot.com/
no la conocía, si la pintura que está en el Malba, pero nunca me había detenido a pensar de quien era, que tonta no? ahora flasheé! con todo lo que nos contás, con ella, con la cara de felicidad de su hija Dulce, hermosas todas sus pinturas! bien criticas, bien latinas.-
Precioso que nos hables de pintura!
beso! buen finde!
Marian, gracias!
si bien conocía algunas de las obras, no a la artista detrás de ellas, genial este post completisimo y súper instructivo. Admiro a las mujeres que es esas épocas eran tan modernas.
Besitos, lindísimo post:>
otra mujer bella y elegante que rompe con el mito de que las mujeres inteligentes son unos bichos feos.
Fui a la exposición dedicada a ella en el MALBA hace un tiempo y tedigo que ver toda su obra, como bien vos lo presentás acá, no tiene desperdicio. También me han entrado ganas de tener "Abaporu" y "Frida con mono" del Museo de "Eduardito", ja!
Lau
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